Topanga Kiddo comienza a hacer de selectora en 2008, en paralelo a su trabajo como periodista musical y, más tarde, como miembro del colectivo madrileño Brrrrap, al que sigue vinculada como residente y promotora. Criada en plena Ruta del Bakalao, sus fetiches van desde la EBM patria de los noventa hasta las nuevas fluctuaciones del underground británico, sintiendo una especial atracción por todo aquello que suene electrónico y venga de latitudes exóticas y desconocidas. Una ambivalencia que le ha valido para pinchar en salas como Razzmatazz, Dabadaba o la Sala Caracol.